domingo, 15 de noviembre de 2015

Un nuevo viaje


   Un año. Un año ha pasado desde la última vez que PUBLIQUÉ aquí. 

   Un año da para mucho, muchos pensamientos, muchos sentimientos... Sin embargo todo se ha quedado en meros borradores. Borradores emborronados por sentimientos y pensamientos negros. Irónico que os transmitiera eso pensando que era feliz, que todo iba bien y que nada podía salir mal cuando nada iba bien. Ni tenía las ganas de comerme el mundo que hay que tener, ni me sentía con derecho de disfrutar de todo lo que me propusiera, ni tenía yo conmigo mismo ese amor y ese respeto que todos nosotros nos merecemos con nosotros. Tenemos que querernos, mimarnos, cuidarnos, besarnos, hacernos el amor, enfadarnos con nosotros mismos y después perdonarnos. Apoyarnos y aconsejarnos, confiar en nuestras capacidades y sobre todo mantenernos fieles a nuestra esencia respetándonos y no decepcionándonos. ¿Parece complicado? No lo es. Es una relación amorosa con nosotros mismos. Una relación que si no la tienes hará que fracases en TODAS tus demás relaciones. Te tienes que querer para que los demás te quieran como te mereces. Haciéndote valer. Dando. Recibiendo. Amando y siendo amado.

   Las apariencias engañan. Sólo hay que ser valiente y luchar por lo que uno quiere. Luchar siempre por ti, sin pisotear a nadie a tu paso. No pretender cambiar a nadie con nuestra forma de pensar y mucho menos intentarlo... Digamos que en este largo año he aprendido mucho y esto nadie me lo ha enseñado... simplemente lo entendí y fue el momento de decirle adiós a esa etapa de felicidad infeliz. 

   En ese momento me volví a ver a mi. Con nadie más. Sin embargo nunca me había encontrado más acompañado. No por las personas que me rodean, que también, más bien porque YO me tenía a MI y disfrutaba CONMIGO. Dicen que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. A veces sucede al contrario. No valoramos lo que tenemos hasta que no lo recuperamos y en ese momento te empiezas a fijar en todas las cosas que añorabas o que querías y te das cuenta que están ahí... que siempre han estado ahí. 

   Tenemos que enfrentarnos a los hechos, ser valientes, asumir nuestros errores y sobre todo APRENDER de ellos porque "lo que no te mata te hace más fuerte". No tener miedo a los cambios porque quien no arriesga no gana y lo que en su día fue un triunfo puede que a día de hoy sea un fracaso que merece volver a ser una victoria. ARRIESGA. LUCHA POR LO QUE CREES. Y cuando veas que las cosas no son como tu quieres, párate y hazte esta pregunta: ¿Esto que quiero depende de mi? Si la respuesta es afirmativa sigue luchando hasta conseguirlo. En caso de ser negativa, aléjate de ello porque mereces ser feliz y eso solo va a ser un peso muerto para ti. 

   Llegará un día en el que te des cuenta que aquello que te causa enfado; decepción; abatimiento en un momento, te dará paz en otro porque te darás cuenta que no merecía la pena haberlo intentado ni un minuto... pero ya sabes: Quién no arriesga no gana. Y que no te de miedo arriesgar porque de lo que sembramos recogemos y no hay nada mejor que verte en un campo florecido de felicidad por los triunfos de uno mismo, sin ningún tipo de remordimiento. 

   Aleja las impresiones de terceros, incluso de segundos de tu mente. Eres la única persona que va a convivir contigo las 24 horas del día los 365 días de todos los años que pases en esta vida. Que lo que opinen los demás no nos afecte. A veces, por situaciones te verás alejado de otras personas. Personas con las que ni siquiera has tenido roces. Personas que no se han molestado en ponerse en tu lugar y simplemente han tirado por el camino fácil. Posicionarse a favor o en contra. Que te de igual. Como siempre, solo puedes ganar. Alguien que no se molesta en saber tu opinión es alguien que no se la merece, y por tanto no pierdes nada. Quédate con quien nunca te vaya a fallar. Quien te aplauda las actuaciones buenas y sobre todo quien te castigue, escuche, te ayude a aprender y a salir de las malas. En ese sentido no mucha gente tiene la suerte que tengo yo. No mucha gente tiene esas relaciones de amistad que muchísimas veces se confunden con una relación de hermanos. 

   Soy un tío con suerte. La vida me sonríe y yo a ella. Esa es la conclusión que tenemos que sacar todos los días al meternos en la cama porque SIEMPRE tenemos motivos para ello.